SOTOS
A 17 Km de la cabecera del CRA (Villalba de la Sierra) y casi confundiéndose con la sierra de Bascuñana, que parece hacerle de marco, nos encontramos con Sotos, un pueblo que se extiende en medio de una llanura, rodeado de ocres y marrones, fiel reflejo de la quietud y la paz.
Este hermoso lugar, nació como aldea de Cuenca tras arrebatársela a los musulmanes. Antes de la reconquista, esta tierra era cultivada por los árabes, dedicándola al cereal para la obtención de harina de trigo.
Todo lo que rodea a esta tierra, exceptuando el terreno de cultivo, se trata de un sotobosque de arbustos, matorrales, aliagas, algún enebro y algunas zonas pequeñas de pinos, que en el siglo XII, cuando se fundó la aldea, da lugar a su nombre: Sotos.
El origen de los primeros pobladores de esta zona, lo condiciona la llegada de castellanos viejos de la provincia de Soria, junto con algunos riojanos que formaban parte de las tropas de Alfonso VII, dedicándose desde ese momento estas tierras a la agricultura.
En el siglo XIII y una vez bien asentados sus moradores, se levantó la iglesia románica, en honor a la Asunción, dedicación muy común en esta zona.
La iglesia está situada en la plaza, y se puede ver frontalmente, cuando uno llega a Sotos viniendo desde Mariana. Se trata de un bloque rectangular muy bien proporcionado, que termina por un lado, el cabecero en un ábside semicircular y por el otro, el piecero, con una torre cuadrada y esbelta con sus campanas al aire.
Es una sencilla y noble iglesia la de Sotos, precedida por un atrio ajardinado con árboles bien cuidados, por cierto, según nuestras fuentes, por el propio párroco. La puerta de entrada principal, se sitúa en el muro sur, aunque en el norte se conservan los restos de una antigua portada románica, actualmente inutilizada. Tiene ésta dos arquivoltas, la interna lisa y adovelada y la externa compuesta de moldura lisa y doble cordón, rematándose el conjunto con recercado de puntas de diamante. Se conservan los capiteles a pesar de haber desaparecido las columnas, y aunque sumamente desfigurados, todavía se puede observar la decoración con motivos zoomorfos.
El edificio sufrió, en época barroca, una transformación que afectó a la planta de la nave, cuyos muros, al ser ampliada, sufrieron unas considerables sobre elevaciones. La cubierta de la iglesia se realiza a dos aguas, excepto la torre, que lo hace a cuatro, con teja cerámica.
Es uno de los escasos ejemplos de portada románica que conserva capiteles figurados, el tipo de decoración hace pensar en la obra de un maestro mozárabe, que pudo venir de las vecinas tierras de Guadalajara.
A la salida de la iglesia, nos encontramos con el Ayuntamiento, levantado en un lateral, casi junto al ábside.
En la memoria de los lugareños más entrados en años, persiste el recuerdo de la ermita de la Piedad, citada en muchas crónicas pasadas, pero que hoy día ya no existe y ni siquiera se sabe con certeza cuál fue su ubicación.
Según el censo de 1995, Sotos cuenta con 1002 habitantes de derecho, de los cuales 506 son mujeres y 496 son hombres.
Fuente documental: Arribas Ballesteros, J. Pueblos y Arte, el Campichuelo. Muñoz J.L La fuerza interior. El Campichuelo y la sierra. Colección Tierras de Cuenca.